Aunque también se admite la pronunciación llana papa, utilizada en un registro popular, la forma aguda papá es la que predomina en todo el ámbito hispánico. Es de uso familiar, aunque en América se utiliza también cuando hablan adultos fuera del ámbito de la familia: Mi papá se puso enfermo.
Sus diminutivos más habituales son: papito, más habitual en América, papaíto, más habitual en España, y papacito, de uso exclusivo en diversos países de América.