En la actualidad, el uso de cuyo y sus formas flexionadas prácticamente ha desaparecido de la lengua oral, e incluso en la lengua escrita es limitado. Se suelen preferir fórmulas equivalentes: que relativo o las formas del cual, de la cual, de los cuales o de las cuales.
Sin embargo, resultan impropias gramaticalmente las sustituciones coloquiales que consisten en el relativo que seguido de un adjetivo posesivo: *que su, *que sus. Así, por ejemplo, una construcción como *La señora Arguedas, que su hija fue mi compañera de estudios, está muy enferma es incorrecta. Lo correcto, gramaticalmente, sería La señora Arguedas, cuya hija fue mi compañera de estudios, está muy enferma.
No obstante, una construcción gramaticalmente correcta no es necesariamente la que se oirá en la mayoría de los casos: el uso de cuyo tiende a ser reemplazado por formas más complejas como La señora Arguedas, que es la mamá de una excompañera de estudios, está muy enferma o La señora Arguedas, de la que es hija una excompañera de estudios, está muy enferma.
De usarse cuyo, se debe evitar la combinación con el artículo determinado: *el cuyo, *los cuyos, *la cuya, *las cuyas.
Por otra parte, cabe destacar que existen varias locuciones de valor preposicional en las que cuyo no cumple su función de marcador posesivo: a cuyo efecto, en cuyo caso, por cuyo motivo, y otras semejantes. Se recomienda evitar dichas construcciones. En su lugar, se pueden usar grupos preposicionales en los que este o tal suplen la función que no puede desempeñar cuyo: a este efecto, en tal caso, por este motivo, etc.
El pronombre interrogativo cúyo, con tilde diacrítica, que presenta flexión de género y número, no se usa en el habla moderna, y prácticamente ha desaparecido de la literatura. Hoy se prefiere y se recomienda emplear de quién en lugar de cúyo, cúya: ¿De quién es el yelmo, de quién es la armadura?